Cómo una pieza barroca se compuso en pleno siglo XX.
Tomaso Albinoni era un músico veneciano nacido en 1671 que alcanzó su mayor fama en el siglo pasado por una obra que no compuso pero que por su belleza bien merecería una historia más brillante. Durante la Segunda Guerra Mundial la ciudad de Dresde fue completamente arrasada desapareciendo los archivos que guardaban la obra y biografía del músico barroco.
En 1958, el musicólogo italiano Remo Giazotto, aseguró haber recibido unos fragmentos rescatados entre las ruinas de la Biblioteca, que pertenecerían al movimiento lento de una sonata a trio atribuida a Tomaso Albinoni. Sobre la base de unos pocos compases, Giazotto compuso la obra que hoy conocemos y que se lanzó al mercado con el engañoso título de "Adagio de Albinoni, arreglado por Remo Giazotto".
Con independencia de su origen, la pieza es magnífica y alcanzó fama desde el primer momento. Ha sido empleada como fondo musical en películas, en publicidad y en programas televisivos y hay también versiones cantadas de Camilo Sesto y Sarah Brightman, entre otros.
Esta es una interpretación del holandés André Rieu con su Orquesta Johann Strauss.
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